El tiempo que tardé en quererte
fue el mismo que tú esperaste
en responder a ese mensaje
sin pensar en el presente.
El tiempo que tardé en mirarte
es el que esperan mis labios,
que recorren como sabios
para lograr acariciarte.
El tiempo que tardé en conocerte
desfiló un verano de empleados,
en una fábrica de soldados,
jugando con la pasión del arte.
El tiempo que tardé en besarte,
no te imaginas, mi querida,
como me palpitaba la vida
de poder algún día amarte.
Y el tiempo que tardé en amarte
rodó una lágrima por ese cine
y este corazón que no consigue
ir sin vos a ninguna parte.
Este poema pertenece al libro Ciclotimia, publicado en el año 2019.